La Bella y la Bestia, una apología de la Violencia de Género
Detrás de este bonito cuento de hadas, se esconde un mensaje engañoso que es importante poder identificar y no llegar a creerse.

Es una noche fría de un 10 de febrero, queda menos de una semana para San Valentín, y lamentablemente leo que otra mujer ha muerto a manos de su pareja. En ese momento, me da por pensar que últimamente parece que no pasa un día sin que lleguen noticias de una nueva víctima. A continuación, leo que un grupo de mujeres ha comenzado una acampada en la Puerta del Sol para exigir a las instituciones que pongan fin a una lacra que se ha cobrado ya casi 800 víctimas desde 2004. Dejo de leer las noticias, apago el móvil y me preparo para ver “Figuras Ocultas”, un magnífico alegato por la igualdad entre mujeres y hombres, entre negras y blancas. Eso sí, antes vienen los trailers, que me encantan porque muchas veces una encuentra una sugerencia interesante para ir al cine la próxima semana (si tiene suerte de poder pagárselo, eso sí).
Me encuentro ya reclinada cómodamente sobre mi asiento, cuando, ¡Oh! ¡Sorpresa! ¿Cuáles son los dos estrenos estrella para estas fechas de cenitas con velas, corazones y amor romántico? Cincuenta sombras más oscuras y La Bella y la Bestia, dos historias que, bajo la deslumbrante luz de sus más que evidentes encantos, esconden entre sus sombras el paradigma de la violencia de género.
Para explicar esto me voy a centrar, concretamente, en La Bella y la Bestia porque, salvo algunos análisis más o menos profundos y muy interesantes, no he tenido la ocasión de leer ni ver la saga de Cincuenta Sombras de Grey. Al respecto, te recomiendo leer el pormenorizado análisis escrito por Mª Socorro Gómez Fidalgo (psicóloga, psicoanalista y coordinadora de los programas dirigidos a agresores condenados por violencia de género, en la asociación CUPIF). Para acceder a él, pincha aquí.
Sin entrar en detalles –casi todas conocemos el cuento-, La Bella y La Bestia narra la historia de Bella (nombre que, por otro lado, comparte la protagonista de Crepúsculo -Bella Swan-, una saga que también merecería un comentario), una joven guapa, inteligente, un tanto inadaptada que no parece necesitar más compañia que la de sus libros, a pesar de lo cual es acosada por Gastón, un macho alfa narcisista, perveso y exasperante que no acepta un "no" por respuesta. Un buen día se ve inmersa en una pesadilla al quedar atrapada en la morada de una malvada y horrenda bestia que, anteriormente había secuestrado al padre de la chica. Cuando esta va a rescatarlo, Bestia la encierra en su castillo , a cambio de liberar a su padre, y la condena a permanecer allí, retenida contra su voluntad, de forma permanente. Cuenta la leyenda que un bello príncipe con un carácter egoísta y cruel, es víctima de un encantamiento como castigo a sus desplantes, y es convertido en una bestia horrible. El hechizo sólo podrá romperse si el príncipe aprende a amar y llega a ser amado de verdad por una mujer. Durante años, Bestia vive aislado y atormentado por los remordimientos, su soledad, su aspecto y las pocas esperanzas que le quedan de encontrar el verdadero amor. Cuando nuestra heroína entra en su vida, el príncipe puede por fin liberarse, no sólo de su hechizo, sino también de su mal carácter y de los malos actos que ahora han quedado redimidos gracias al amor verdadero, el sentimiento más poderoso que existe. ¿O quizás no?.
Aparentemente, este cuento nos enseña que debemos ir más allá de las apariencias y ver la belleza verdadera, que se esconde en el interior de una persona, independientemente de su atractivo físico. Pero si nos acercamos un poco más y miramos detenidamente, ¿qué es lo que vemos? Bella consigue romper el hechizo que mantenía al verdadero príncipe en ese cuerpo de Bestia y, además, pasa de ser una chica inadaptada a ser una princesa, nada menos. Y todo ello gracias al amor. Porque el amor todo lo puede. Gracias a la paciencia, los cuidados y el sacrificio, todos ellos, supuestos atributos del amor verdadero, Bella consigue transformar a una bestia con muy malas pulgas en el príncipe guapo y encantador que, en verdad, es. En otras palabras, lo que este cuento nos enseña a un nivel más profundo, nada tiene que ver con la belleza o la fealdad. Lo que este cuento nos transmite es que cuando una mujer mira más allá de las apariencias y ama de verdad a un hombre, puede hacer que un maltratador/bestia se convierta en el hombre atento y amoroso/príncipe que, en realidad es.
Los cuentos, cuentos son
Por desgracia, no es esto lo que solemos encontrar en las portadas de los periódicos ni en los telediarios. Lo que vemos, en cambio, es a mujeres que han terminado muriendo porque, en su historia, detrás de la bestia con la que convivían, no había ningún príncipe , sino una bestia sin más, que terminó por darles un zarpazo mortal. Lo que nos dice la realidad es que quizás el amor no lo puede todo, y ni mucho menos puede transformar a una bestia en el príncipe de nuestros sueños. Parafraseando libremente a Gertrude Stein, lo cierto es que una bestia es una bestia. Y punto.
He aquí lo perverso de muchas de las historias de Disney (y de historias como Crepúsculo o Cincuenta sombras de Grey). No es la historia en sí lo que da miedo. Lo verdaderamente aterrador son los finales felices en los que los protagonistas comen perdices, precedidos de un relato, cuyos ingredientes sólo pueden dar como resultado a una mujer muerta en una cuneta. Porque en la vida real, la segunda parte del cuento -en la que Bestia se va transformando poco a poco en un ser dulce y tierno, dejando atrás al malhumorado y violento animal- se esfuma por completo quedando tan sólo una bestia que no puede cambiar su mal carácter y convertirse en príncipe, del mismo modo que un vampiro no puede ser un novio ideal, y un perverso controlador, por muy bueno que esté y rico que sea, no puede hacerte feliz. En la vida real, la bestia podría matar a Bella de un solo zarpazo, o acuchillar a su esposa, quizás en presencia de sus propios hijos.
¿Qué es lo que le pasa a Bestia?
No quiero decir con esto que un agresor sea un ser maligno, ni una causa perdida. El perfil de maltratador que encarna Bestia, suele tener una dura historia detrás. Se trata, en muchos casos de hombres que crecieron con muchas carencias afectivas, personas heridas que seguramente fueron, a su vez, víctimas directas o indirectas de malos tratos, que quizás han interiorizado además un modelo masculino tradicional que les impide ponerse en contacto con sus emociones y su vulnerabilidad, que han aprendido a vincularse de una manera perjudicial y que, de hecho merecen una oportunidad.
Lamentablemente, esta oportunidad no vendrá de la mano del amor de su pareja, sino de un prolongado trabajo personal que habrá de desarrollarse, probablemente, en el seno de una buena psicoterapia.
Dos maltratadores para Bella
Cuando pienso en este cuento, siento compasión por nuestra protagonista porque los dos hombres que la pretenden son maltratadores, de muy distinto tipo, eso sí.
Bestia se nos muestra como un hombre sufriente y desesperado . Su autoestima menoscabada y su fuerte sentimiento de culpa le permiten a duras penas creer que merece el amor de nadie. Su problema es que es un enemigo para sí mismo, y su impulsividad puede llevarlo a cometer actos atroces de los cuales luego se arrepentirá hasta el punto de llegar a atentar contra su propia vida. Bestia es carne de cañón, podría ser el hombre que mata a su pareja y luego se suicida, al comprobar, no sólo que ha cometido un crimen, sino que además ha matado a la persona que lo sostenía emocionalmente, y sin la cual no cree poder ser capaz de sobrevivir. Un referente muy bueno podemos encontrarlo en Antonio, el protagonista de Te doy mis ojos.
En cambio, Gastón merece una mención aparte. Este personaje que bien podría recordarnos a un guaperas malote, se corresponde con un perfil perverso con rasgos psicopáticos, que no duda en hacer lo que haga falta para conseguir sus objetivos, independientemente del daño que pueda causar a su alrededor. Para Gastón, "el fin justifica los medios" . Además, el sentimiento de "culpa" es ciencia-ficción para él y la idea de dañar a otros, sencillamente, le resulta indiferente . Este tipo de maltratador rara vez matará a su pareja con sus propias manos. Su problema no es la impulsividad, como en el caso de Bestia. Su problema es un déficit (o ausencia total) de empatía, algo que no le perjudica a él, sino a aquellos que lo rodean. Gastón sabe muy bien lo que hace y no se va meter en líos , pudiendo evitarlo. Si acaso, lo que se antoja más probable es que consiga, mediante manipulaciones despiadadas, que su víctima se suicide. Llegado ese momento, emprendería la búsqueda de su siguiente víctima, sin penas ni remordimientos.

Como decía, Bella está cercada por dos maltratadores. Para más inri, no parece que quedarse soltera sea una alternativa para una joven que, aunque culta y leída, sueña con encontrar a su príncipe azul. Nuestra pobre Bella no parece tener más opción que Guatemala o Guatapeor .
¿Qué tiene este cuento que ver con nosotras?
La Bella y Bestia de Disney dispara al centro de la identidad femenina , que está atravesada por los mandatos culturales, los cuales se han transmitido de generación en generación. y que no han evolucionado tanto como desearíamos. De ahí que su poder radique en hacernos creer a las mujeres -cuando somos tan solo unas niñas- que nuestro amor puede con todo . Porque, en el fondo, uno de los mayores deseos, más o menos inconscientes, de muchas de nosotras –por haber interiorizado los modelos tradicionales asociados al género femenino- es salvar y ser salvadas a través del amor . Por ser, además, el género al que tradicionalmente se presupone la capacidad de amar de una forma incondicional y desmedida, algunas mujeres llegan a interiorizar que su vida tendrá valor, en la medida en que consigan vencer la mayor dificultad, merced a su amor y a su sacrificio, dado que eso demostraría que su forma de amar es prácticamente omnipotente . Y quizás resulte que uno de los mayores retos a los que se puede enfrentar una mujer, cuya identidad ha sido construida de esta manera, consista en ser capaz de cambiar/salvar a la persona que ama. En el caso que nos ocupa, el desafío consistiría en ser la única capaz de descubrir y liberar al príncipe que se haya escondido detrás de un hombre agresivo, manipulador y violento.
Una propuesta desde el Psicoanálisis
En mi opinión, las leyes contra la violencia de género habrán de tener muy poco efecto si se siguen transmitiendo modelos como este a las nuevas generaciones de mujeres. Las medidas institucionales resultarán, así mismo ineficaces, si no dirigimos nuestra mirada hacia el núcleo mismo, hacia el mismo origen del problema. Es imprescindible que tengamos en cuenta a los sujetos activos de esta historia, la víctima y el victimario . Esto implica poder abrir un espacio para preguntarnos, ¿qué le ha pasado a ese hombre para convertirse en un maltratador?, ¿qué ha hecho que una mujer pase a convertirse en víctima?, ¿por qué esa mujer ha elegido a un hombre así? Y lo que es aún más importante, ¿qué la ha llevado a quedarse en esa relación, después de la primera hostia o de la primera humillación?
La visión psicoanalítica a menudo resulta controvertida porque no se limita a ver a la mujer como a una víctima, aunque lo sea. No se queda en la superficie porque parte de la idea de que existe una energía muy poderosa e inconsciente, que muchas veces nos lleva a hacer cosas en contra de nuestra voluntad y del sentido común . Si nos limitamos a tratar a esa mujer tan sólo como a una víctima a merced de su pareja y de las circunstancias, nada podremos hacer por ella, porque estaremos partiendo de la premisa de que es un ser pasivo e incapaz y/o que dio con un maltratador por pura casualidad. Desde esta óptica, sólo podremos empoderarla en balde, explicándole que su pareja era un maltratador y ella una mujer estupenda recurriendo a argumentos racionales. ¡Pero, cómo! ¡¡¿Qué argumentos racionales hay en aquello que a una le enamora?!! . Pasado un tiempo, estos argumentos, que una vez sirvieron para reconstruir la autoestima de esa mujer, probablemente se vendrán abajo en cuanto conozca a su próxima pareja, que tendrá a su vez, bastantes probabilidades de ser un agresor. ¿Y por qué iba a pasar esto?, podríamos preguntar. Pues porque es muy posible que haya algo de ella (vinculado a la educación que recibió, a los modelos de relación que interiorizó y del orden de sus ideales) que entra en juego de manera inconsciente en esa elección concreta. Y precisamente por ser inconsciente, no puede ser modificado con técnicas que van dirigidas hacia la mente racional, consciente. De ahí que exista un riesgo real de que una víctima elija nuevamente a un maltratador.
La alternativa que ofrece el Psicoanálisis ante esta problemática pasa por dar a la mujer un espacio en el que pueda pensarse como un sujeto activo y llegue a tomar conciencia de las necesidades que ha tratado de satisfacer sin darse cuenta , así como los modelos, ideales y formas de vincularse que ha interiorizado, ofreciéndole la oportunidad de elaborar su historia y liberarse de la necesidad de repetir un determinado tipo de relaciones que son susceptibles de poner en riesgo su integridad.
Aquella noche, después de ver el tráiler, no pude evitar sentir cierta desesperanza. Luego recordé que, por fortuna, también hay personas que trabajamos día a día para contrarrestar los efectos nocivos que tienen sobre nosotras (y sobre ellos)los modelos de mujer (y de hombre) y las formas de relación de pareja, que se transmiten a través del cine, la literatura y la televisión.
En fin, nunca se sabe, últimamente están apareciendo cuentos que colocan a la mujer en posiciones más sanas (Frozen es un ejemplo de esto que digo). Por otro lado, puede que algún día se estrenen adaptaciones revisadas de los cuentos de hadas, quizás una versión más dura de la Bella y la Bestia en la que Bestia mate de un zarpazo a Bella. Ese día muchas personas se llevarán las manos a la cabeza, pero también será más probable que una mujer interiorice el mensaje, y salga huyendo cuando su bestia particular enseñe la patita, en vez de quedarse en un infierno de consecuencias potencialmente nefastas. Afearemos el cuento de hadas, sin lugar a dudas, pero habremos dado un paso decisivo para combatir la violencia de género.
Patricia Truchado
Psicóloga - Psicoanalista
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El Blog de Psicosubjetivo






